Ya he comentado que siempre he sido una enamorada de los perfumes. No concibo mi vida sin poder disfrutar de sus olores y de los recuerdos que te traen algunos. Unos son dulces y otros amargos, pero son recuerdos.
Hace ya un montón de años, sería 1996 o 1997, estaba trabajando en un servidor de Internet como diseñadora y conocí al comercial de la empresa. Nos caimos bien, pero como yo estaba encerrada en la mazmorra de diseño y él fuera pues no pudimos tratarnos mucho.
Un día se me cruzó el levante con el poniente y dejé el servidor y me fui a trabajar a una empresa de publicidad y resultó que el comercial del servidor también se vino a la nueva empresa. Bueno, era el jefe y 2 indios, Juanma y yo.
Como vivíamos en la misma ciudad y la oficina la teníamos a unos 14 kms pues empezamos a ir juntos por la mañana en su Patrol y a volver por la tarde. Era raro el día que no acabábamos en un Pub Irlandés que estaba al lado de mi casa. Montábamos unas coñas que eran cosa fina, unas veces con unos amigos, otras con otros, su chica … Casi todos los días pasábamos una buena parte de la noche juntos.
Hoy me ha llamado su chica, hacía mucho que no hablábamos. El se mudó a Córdoba, a mi se me ahogó el móvil, literalmente, hace unos años y perdí todos los contactos y al no tener forma de localizarles se perdió un poco el contacto, que no la amistad. Hoy me contó que se casaron y que falleció el 15 de mayo pasado. Ha sido algo que me ha impactado muchísimo, saber que se ha ido y encima el día antes de mi cumpleaños, así que jamás podré olvidar la fecha.
Juanma siempre decía que yo era el ambientador del coche y la oficina y que lo volvía loco porque cada día olía distinta. Me decía que tenía que elegir un único perfume y usarlo siempre, que era trampa rotar y volverlo loco con cada olor.
Jamás le olvidaré, espero que allí donde esté siga oliéndome para seguir volviéndole loco con mis cambios. DEP.
Hasta el siguiente …
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